Tercera y última entrega del relato de nuestras vacaciones en la montaña.
25 de agosto: ARFA – LA FREITA. Media montaña en el Alt Urgell. 16,5 km +600m.
Esta ruta la hice en solitario mientras David cumplía su reto personal en La Porta del Cel.
Se trata de una excursión sencilla, para pasar la mañana, saliendo del pueblo de Arfa. Yo empecé la ruta desde el camping sumando 4 km feísimos y peligrosos por carretera, pero lo más lógico es acercarse en coche al aparcamiento que hay junto al puente del río Segre en Arfa y allí comenzar. Es una ruta típica para hacer en BTT y de hecho está señalizada principalmente con este fin (Camí Natural del Les Mines).
En comparación con los paisajes que habíamos visto los días anteriores, no es una ruta que destaque por su belleza, está claro. Lo interesante de esta excursión es visitar los diferentes despoblados de la Ribera de L’Urgellet como La Freita o los cercanos Nabiniers y Coma de Nabiniers.
Por el camino también hay buenas vistas hacia las sierras de Cadí-Moixeró, hacia la Seu D’Urgell y hacia el aeródromo de esta localidad, donde puede verse el despegue y aterrizaje de avionetas privadas.
Me gusta visitar pueblos abandonados, aunque a la vez me entristece. Me hace pensar en las condiciones de vida tan duras que soportaban las gentes de la montaña en otras épocas. También hoy en día, pero las cosas han cambiado mucho.
27 de agosto: PARC NATURAL DE SORTENY – PIC BESALÍ. Andorra. 11 km +900m.
Sacamos otra ficha de nuestra caja verde de Senderos de Andorra y allá que nos vamos. Una excursión circular para conocer el Parc Natural de Sorteny, famoso por su abundante flora alpina (si bien es cierto que este verano hemos visto pocas flores en las montañas, supongo que las condiciones meteorológicas han tenido que ver).
Subimos por el Vall de Rialb donde hay un refugio, atravesamos el collado de la Portella de Rialb y regresamos por el valle contiguo siguiendo el Camí de Besalí.
La subida a la Portella de Rialb se va endureciendo progresivamente y cuando alcanzamos la altura máxima del collado (2509 m), mi socio se pone a mirar para los altos… ya sabéis lo que eso significa, ¿verdad?
“Tenemos el Pic Besalí a tiro de piedra, son solo 100 m positivos más de subida”, me dice, y no necesito escuchar más. Empezamos a subir y menuda subidita, se hace bastante dura con el viento azotando fuerte y avanzando por una cresta rocosa sin sendero muy marcado.
Después de una fuerte puxada alcanzamos la cima de este pico y bien merece la pena el esfuerzo, porque las vistas panorámicas sobre las montañas andorranas son apabullantes. Lástima de hito cimero que afea un poco la cumbre, pero lo importante es el paisaje que nos rodea. Nos encontramos a 2639 m y la vecina cumbre de la Font Blanca (2903 m) nos está mirando, pero decidimos que por hoy es suficiente y le contestamos con un guiño, fijando una futura cita con ella.
Descendemos y seguimos nuestro camino, pasando por el refugio de Besalí de regreso al coche. Hay que decir que los refugios andorranos, a excepción de dos de ellos (el de Comapedrosa y otro que no conozco), no están guardados, pero se encuentran bien aprovisionados. En todos ellos encontramos leña cortada para hacer fuego y comida en abundancia, por eso llegamos a preguntarnos si el Govern de Andorra se ocupará de ello.
El plan era subir hasta allí (Portella de Rialb) y bajar al otro valle. Pero esa sonrisilla ocultaba un plan… ñejeje
Este es nuestro último día en el camping de Montferrer, así que nos sentimos un poco “de despedida”. Por la tarde salimos a tomar algo a un bar que me recomendó Sergi (el profesor de yoga del camping) y que nos encantó, así que repetimos.
Se llama Totem Café y es el bar de Pirineus Outdoor, el parque de aventura que hay junto al puente del río Segre en el pueblo vecino de Arfa. Tienen carta de tapas y raciones, con algunas opciones vegetarianas y veganas, aunque también hacen y alquilan barbacoas. Además el sábado por la mañana hicieron un “Desayuno de Yoga” por 8 €, Sergi impartió una clase de yoga y después sirvieron un desayuno vegano con productos ecológicos. Dentro tienen un puestillo de ropa y accesorios estilo hippy, un rincón con libros y cuentos infantiles, un sofá… Y mientras tomas algo en la terraza, que es estilo merendero, puedes ver entrenar a los palistas en el slalom de aguas bravas que está justo enfrente, además de las tirolinas y puentes tibetanos del propio parque. Un sitio muy peculiar, vaya, pero muy recomendable.
Nosotros probamos las bravas, las croquetas de espinacas y el hummus, todo buenísimo y maridado con cerveza Lupus que me encanta.
Así nos despedimos de Montferrer, aunque seguramente volveremos a este camping que tanto nos gusta. Nos quedan tantas y tantas cosas aún que hacer por allí…
29 de agosto: IBONES DE ARRIEL – REFUGIO DE RESPOMUSO. Valle de Tena. 17km +900m.
Nos instalamos en el Camping Escarra (muy bueno, aunque parcelas algo estrechas), en la localidad de Escarrilla. Nuestras vacaciones deben terminar aquí, ya que David correrá el Ultra Trail Valle de Tena con nuestro amigo Álvaro (aquí podéis leer su crónica). Pero esta es la excusa perfecta para reunirnos además con otras amistades como Juan Carlos (que llega acompañado de su familia), Ibón y Marta (además de amigos, nuestros proveedores de confianza en 4trailrunning.com jeje) y Ana, pareja de Álvaro, a quien no conocíamos en persona y resultó ser una tía genial.
Mientras Ibon y Juan Carlos se organizaron para acompañar a los ultreros en algunos tramos de la carrera, nosotras hicimos una ruta saliendo del embalse de La Sarra (Sallent de Gállego), con el objetivo de verles al paso por el Refugio de Respomuso, donde además saludaríamos a Samu y Lidia que estaban de voluntarios.
En vez de subir y bajar por el GR11, aprovechamos para visitar los Ibones de Arriel alargando un poco la ruta en la subida, pero haciéndola mucho más amena. No tengo el track de la salida, porque mi GPS decidió tomarse el día libre (no registró absolutamente nada), pero el recorrido que seguimos más o menos fue éste, aunque sin llegar al último ibón por cuestiones de tiempo. Es una ruta preciosa y con algunas subidas duras, pero lo pasamos en grande, parloteando y echando buenas risas con estas dos valencianas tan saladas (aunque Marta ya es euskovalenciana jajaja)
Una vez en Respomuso, comimos unos bocatas y nos fijamos como hora de regreso las 18:00. Si a esa hora no habían llegado los ultreros, nos iríamos sin verles con mucha pena, pero no podíamos esperar más a riesgo de que se nos hiciera de noche bajando. Para colmo, no tuvimos cobertura de móvil en todo el día, así que no teníamos la menor idea de dónde y cómo se encontraban.
La espera fue muy entretenida viendo la llegada de corredores, charlando con Samu y Lidia y ayudándoles en el avituallamiento algún ratito que hizo falta. Pero alargamos un poco la hora límite y aún así los nuestros no llegaban, así que nos despedimos y comenzamos a bajar del monte con toda la incertidumbre. Después supimos que llegaron al refugio tan solo media hora después de marcharnos nosotras, ¡qué rabia! En fin, cosas de la incomunicación en montaña.
Esa noche cenamos en Panticosa viendo la llegada de los corredores a meta y nos fuimos a descansar. David y Álvaro llegarían de madrugada, sanos y salvos.
31 de agosto: IBONES DE ANAYET. Valle de Tena. 11 km +700m.
Después de una jornada de descanso post-ultra, en la que aprovechamos a pasear tranquilamente por La Sarra y tomar algo en Sallent, afrontamos el último día de nuestras vacaciones.
Preguntamos en el camping y se enrollaron con la hora de salida, dándonos margen hasta las 16:00, así que aún podíamos aprovechar bien el día y marchar después de comer. Eso se llama aferrarse a las vacaciones con uñas y dientes jajaja
Pensábamos subir con las bicis al Portalet, que teníamos a las pobres flacas un poco abandonadas (al final solo las usamos 1 día), pero amaneció una mañana algo fría y solo teníamos ropa de corto para bici. Así que cambiamos los planes sobre la marcha y nos subimos dando un paseíto a los Ibones de Anayet desde la estación de esquí de Formigal.
David se sabía el camino, así que subimos por un sendero y bajamos por otro un poco a ojo, pasando en algunos tramos por las pistas que solíamos esquiar en invierno (Pipos, La Glera, Solano…) ¡qué raro se me hace este paisaje sin nieve!
El premio a esta sencilla caminata es un paisaje de postal, por algo es una ruta tan transitada. El espejo del ibón reflejando el Pico Anayet que se alza imponente a su orilla y la vista hacia la mole de piedra del Midi D’Ossau, invitan a sentarse y contemplar la grandeza que te rodea.
Caminamos pensativos, sabiendo que estamos poniendo el punto y final a estas dos semanas de conexión. Y digo bien, de conexión, porque las vacaciones han de servir para desconectar de los problemas y de la rutina cotidiana que a menudo nos asfixia; pero sobre todo han de servir para conectar con aquello que nos hace sentir vivos, para llenar los pulmones de bocanadas de aire fresco, para llenar las pupilas de imágenes, la mente de recuerdos y el alma de vivencias.
Y a mí lo que me hace sentir viva es disfrutar de esta grandiosa naturaleza en compañía de quien más quiero.
Así es como yo conecto.
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